En aquel "café vienes" las tardes eran siempre muy amenas.Se hablaba de literatura,arte,deportes y algunos cotilleos de la ciudad.La lluvia caía lentamente sobre el cristal haciendo opaco todo el exterior salvo determinadas luces de semáforos,coches y demás.El café calentito reconfortaban los cuerpos y los dulces despertaban los apetitos.La mano de aquel señor emborronaba cuadernos mientras su mirada se vaciaba hacia el infinito como queriendo buscar un halo de inspiración.El zapateo continuo contra el suelo simulaba un acelerador que al golpear contra el piso disparaba vocablos sobre el papel.
Desde lejos haciendo un esfuerzo cual jirafas las personas más cotillas buscaban divisar lo que escribía aquel sujeto desconocido,pero que tarde tras tarde acudía a aquel silencioso local.Parecía como si todo aquel entorno le proporcionase la inspiración necesaria para desarrollar todo su arte.
Siempre consumía lo mismo,un café irlandés y un copón de un coñac que podría ser francés.Lo bebía a pequeños sorbos para degustarlo lentamente en el paladar al tiempo que una cara de satisfacción se reflejaba en toda la cara.Seguidamente bebía un sorbo de café ,y así, una y otra vez.Siempre de la misma forma y manera.
El tiempo que permanecía allí variaba entre una hora o hora y media.No siempre escribía algo pero casi.
Acudía todos los días de la semana menos algunos domingos.
Hasta que de repente se le dejó de ver por el café, echándolo todos de menos.
Pasó el tiempo sin tener mas noticias.Hasta que un día mirando libros en una vieja librería nos detuvimos en uno cuyo título nos sobresaltó."PEQUEÑAS HISTORIAS DE UN DESCONOCIDO EN EL CAFÉ VIENES".Al abrirlo con impaciencia la sorpresa nos sobrecogió.Eran pequeñas historias de acontecimientos que sucedían ¡en nuestro café¡.Lo describía todo con suma minuciosidad e incluso aparecíamos nosotros mismos.......
jas
Suena un poco a voayeurismo no?
ResponderEliminarPuede que haya algo de ello.Buena observación
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